Apretón



"Soy un pollo.
Sí, no sé cómo ni cuando ha ocurrido pero lo cierto es que me he despertado esta mañana en una jaula con cientos de pollos a mi alrededor, en otras tantas jaulas y en un camión, camino de Pontevedra. No parece un sueño: en mi pata izquierda llevo todavía el reloj Swatch que me regaló ayer mi chica por mi cumpleaños y he reconocido perfectamente los grandes anclajes del puente de Rande, el olor a salitre al cruzarlo sobre la ría y el ruído de los coches sobre el piar incesante del resto de aves. Mi cuerpo está lleno de plumas y puedo ver como los dedos de lo que fueron mis pies son ahora tres largos apéncides carnosos con uñas manchadas de paja y caca.


¿Cómo puede haberme ocurrido esto a mí?¿cómo es posible? Soy un cristiano devoto y nunca he hecho mal a nadie. Puede que una pesada digestión haya desencadenado la pesadilla que estoy viviendo, pero me temo que todo es real: me he picoteado varias veces con saña  intentando sentir de nuevo mi piel y despertar así de una vez de este penoso trance, pero lo único que he conseguido ha sido arrancarme de cuajo unas cuantas plumas y atraer la atención del resto de pollos, que se han acercado amenazantes a picotearme también. Todo huele muy mal a mi alrededor y mi corazón late como si fuera a salirse de mi pechuga de pollo, pero de mi garganta sólo salen píos píos lastimeros que no reconozco como míos y que apenas puedo distinguir uno de otro.
Hemos llegado ya a una granja. Nos han arrojado en una cuba enorme dónde un cacharro mecánico ha empezado a separarnos por sexos hacia una cinta transportadora. No puedo ver el final de la cinta, pero por el volumen creciente del agudo sonido que emiten los pollos que me preceden, debe de ser el final. ¿Porqué yo? ¿Qué he hecho mal?¿A qué dioses he faltado tanto al respeto para que estén jugando conmigo este juego cruel? Y sobre todo, ¿por qué retumban ahora en mi cabeza, en estos instantes finales, las palabras que mi chica me susurró ayer al oído después de soplar las velas : “Tú serás mi apoyo"?."

PD: Perdonenemé el atrevimiento de este post, pero es que tenía unas ganas enormes de hacer Kafka.

 

PD1: Y perdonenmé también que ponga este video por segunda vez, pero es para los que no lo vieron una primera, que supongo serán la mayoría porque está comprobado que la mayoría de los lectores de blogs no ven los videos. Mi solidaridad esté con ellos.

Más Inri


Hombre no, pepinos no, ahora no, ejem, machos. No es que no nos importe que la opinión pública crucifique al pepino español...pero es que, después de lo de las elecciones, el pepino como que ...repite. Peperos, pepinos, porompomperos...¿basta ya, no? ¡La madre patria que los parió!


Pepero, por otro lado, el asunto le ha ha venido muy bien a los medios para poner de moda por unos días el sacar el tema sobre las bondages
de lo que comemos; un tema inquietante donde los haya sobre todo si se saca  tomándo unas tapas o degustando unos canapeses en un cóctel porque, aunque no lo crean, OjOvo va mucho de cóctel..

Conservantes, estabilizantes, acidulantes, espesantes y demás... cochinadas...están presentes en los alimentos que ingerimos, algo que no ocurría...ejem...ántes..  Incluso metales pesados, como el cadmio. 
"El cadmio no es un metal peasado OjOVo", dirán ustedes, llenos de sabiduría científica. ¿Ah, no?¿No es pesado, el cadmio?

¡Cadmio!.¡Cadmio!¡Cadmio!¡Cadmio!¡Cadmio!¡Cadmio!¡Cadmio!¡Cadmio!¡Cadmio!¡Cadmio!
¿Qué, les parece ahora suficientemente PESADO? ¡Tendrían que repasar un poco la tabla de elementos en vez de leer tantos periódicos!

Las cosas ya no saben como ántes: es más, no saben. Ya hace unos años tuve que irme hasta Chinchilla
para volver a recordar a qué sabían la cebolla y el tomate. Y de paso me fuí a Valencia, porque había olvidado como era el sabor de una naranja... de verdad. Aquí las naranjas son de...mercadona...que no me pregunten qué es pero para que es un derivado del petróleo porque parecen recauchutadas. ¿No era...ejem...mercadona... lo que se metían los yonkis? Si amigos, no sólo el canal Intereconomía lo hace: la industria alimenticia también...¡nos está envenenando!

Todo sabe a nada en nuestro...ejem...hemisferio..., qué bárbaro. Acabaremos atrofiando el sentido del gusto a este paso ¿Es que ya no hay materias primas? ¿Ande están? ¿Hay que ir al sitio a buscarlas?¿Quien fue el desgraciado...ejem... elemento... que inventó lo sintético y transgénico?

¿Y que me dicen del cerdo? El cerdo de ahora es como una muñeca hinchable que se desinfla en la sartén cuando lo fries. Perdonen el símil, no es nada...ejem...personal. Pero es que ahora lo del cerdo no tiene nombre. Si acaso, cerdicidio, pero no es bonito. No se lo pondría a un hijo mío vamos. Y eso que ahora hay nombres raros. Porque llamarse Sinesio, tiene tela. 


Al grano y a lo que íbamos..

Lo de los estabilizantes es increíble: servidor padece vértigo congénito a las alturas y les  puedo asegurar que el día que tomo un vaso de leche estándar se me pasa completamente. ¡Si ya no se ve ni una vaca en los lomos de los tetrabriks!

Con los espesantes naturales ocurre lo mismo; prueben a echarle unas natillas de marca al baño relajante y verán la de espumita de colores que consiguen. Y no dejen de probar la experiencia de frotar una vieja herradura con un trapo mojado con un poco de potenciador del sabor y antioxidantes de los que les ponen a los cheetos a la barbacoa, y comprenderán su efecto...potencial... en nuestro organismo.

La industria alimenticia está hecha un asco. Y si añadimos a este hecho la ineficacia de los que manipulan los alimentos en chiringuitos y restaurantes...paga la ronda y vámonos. 

Échenle un vistazo al pogramita éste de  "Pesadilla en la Cocina"  dirigido por el espídico y loco Chef  Gordon Ramsey...y díganme luego si han vuelto a salir a cenar por ahí. Menos mal que aún nos queda el canibalismo y el erotismo del tête á tête para quitarnos el mal sabor de boca que si no...

Hasta pronto, procuren no comer tanto y ,si comen, comenten y que dios les coja...ejem...crucificados.

PD: No se molesten: servidor ya se ha excomulgado a sí mismo con ruedas de molino, en un sencillo acto reservado a allegados y familiares, como castigo por el jpg que encabeza el post. Ego me absolvo.